Belén Napolitano · Palencia 2020

Hitoria del Belén Napolitano

Un Belén es la representación tridimensional del Nacimiento de Jesús y como característica principal sus figuras se pueden mover, es además un espacio mágico lleno de simbología y creatividad.

Todo se basa en unas pocas frases poco descriptivas del Nacimiento de Cristo llegadas de manos de dos de sus evangelistas, un belenista pone mucho de su parte, de sus propias costumbres y cultura, de su historia y del particular mundo que le rodea, por eso hay tanta variedad de belenes y en cada país, en cada región e incluso cada persona lo interpreta de una manera diferente.

El Belén napolitano no tiene un carácter evangelizador como los belenes populares Españoles, no pretende enseñar a través de las escenas diferentes pasajes de los evangelios cercanos al nacimiento de Jesús, como “la Anunciación a Jose”, “La Visitación a casa de Marta”, “buscando posada” o “la huida a Egipto”.

El Belén Napolitano es la representación artística del episodio concreto del nacimiento de Cristo en la ciudad de Nápoles y está concebido como una imagen congelada de una obra teatral en miniatura.

Para entenderlo nos tenemos que trasladar al Nápoles del “settecento”, una ciudad portuaria y cosmopolita en la que una cultura artística llena de música, teatro y danza contrastaba con un pueblo paupérrimo e inculto que daba vida a un animado barullo callejero, con un maravilloso entorno arquitectónico, en una Bahía inigualable y a los pies del amenazante Vesubio. Por si esto no fuera suficiente desde 1708 se comenzaron a descubrir los restos de Herculano y unos años más tarde Pompeya, lo que generó un aluvión de turistas y curiosos de toda Europa y aún más cuando Nápoles se incorporó como escala preferente de “la Grand Tour”, viaje cultural que partió de la aristocracia inglesa y se extendió por Europa.

En este marco surge un juego de la corte que consistió en adaptar la tradición del Belén a su mundo barroco en donde todo valía. El Belén es una afición que se convirtió en una excusa para competir entre ellos en mostrar el montaje más suntuoso, para lo cual se servían de encargos a grandes arquitectos, escultores o modistos.

Carlos VII de Nápoles, gran entusiasta de los Belenes, al ser nombrado rey de España como Carlos III trajo su Belén de 7.000 figuras, su gran afición. Como no podía ser de otra manera cuando abrió las puertas en Navidad para mostrarlo al pueblo de Madrid, la nobleza y luego el pueblo se apuntaron rápidamente a la moda del monarca y copiaron esta tradición Real, cada uno con la calidad que su economía le permita.

El Belén napolitano está dividido en dos partes, una religiosa que tan solo incluye las escenas del Misterio, la anunciación a los pastores y la adoración de los Reyes, y otra pagana que representa al pueblo de Nápoles del siglo XVIII y que en la mayoría de los casos ocupa mas espacio que la primera

La anunciación a los pastores

Comienza este Belén (de 7,5 X 3,0 metros) con la escena de La anunciación a los pastores que está enmarcada en una ruina de un templo Romano donde encontramos la figura de “Benino”, básica en cualquier belén napolitano y que normalmente encontramos en un lugar privilegiado del belén. Se trata de un pastor durmiente (o que empieza a despertar), al que la inspiración divina le proporciona la imagen del nacimiento de Cristo.

El propio Belén es su sueño onírico donde se mezclan las imágenes divinas (Nacimiento de Jesús, Reyes Magos…) con sus propias vivencias (mercado, taberna…) en un mundo ideal, con abundancia de comida y en donde todos son felices con la llegada del Salvador.  

El Misterio

El Misterio a su derecha, se ha representado dentro de un humilladero como homenaje al arte mudéjar, exclusivamente hispánico, mezcla de las corrientes artísticas cristianas y musulmanas de la época y que sirve de eslabón entre ellas, a diferencia de los belenes napolitanos en los que se ubica siempre en una ruina romana para enfatizar la caída del paganismo y el surgimiento de la religión cristiana.

Dentro encontramos simbolismos como la fuente (Dios es la fuente de la vida), una flor de lirio (la pureza de la Virgen) y un perro como representación de la fidelidad.
La estructura se encuentra custodiada por dos ángeles y esta coro-nada por un tercer ángel que porta la estrella que sirve de guía a los Reyes.

La Fuente

Los Ángeles

La Adoración de los Reyes

La escena de La adoración de los Reyes discurre delante del humilladero mudéjar.

Los Reyes en los belenes napolitanos son de estilo otomano, esto se debe a que el sultán Hüseyin Efendi visitó Nápoles en 1778 con una corte de personajes exóticos y animales desconocidos lo que impre-sionó de tal manera al pueblo de Nápoles que cuando tuvieron que representar unos reyes decidieron tomarlos como modelo. La adora-ción sigue la doctrina de los evangelios con las ofrendas a Jesucristo de oro (por ser rey), incienso (por ser Dios) y mirra (por ser hombre).

 

Los tradicionales pajes son sustituidos por un cortejo de músicos que, junto al campamento con sus jaimas, caballos y palafreneros acompañan a los Reyes hasta la a base del misterio..

El Árbol de Navidad

Como peculiaridad de este Belén a la derecha del Misterio encontramos un árbol de navidad detrás de la mula y el buey.

Puede parecer como un anacronismo, pero lo cierto es que forman parte de la tradición cristiana desde que San Bonifacio en el S. VI arrancó un árbol al que adoraban las tribus paganas y en su lugar mando colocar un abeto.

Todo en él es simbólico: alude al árbol de Adán y Eva, las bolas que antiguamente eran manzanas en representación de las tentaciones hoy son de co-lores por los dones que recibi-mos de Dios, la estrella es la Fe marcando el camino que tene-mos que seguir, los lazos simbolizan la unidad familiar, las luces son la luz de Cristo que ilumina el mundo, la forma es triangular como la Santísima Trinidad (Padre Hijo y Espíritu Santo en un mismo árbol) y es de hoja perenne para mostrar que el amor de Dios no caduca, por todo esto tiene cavidad en un este Belén napolitano.

A continuación, encontramos diferentes arquitecturas que conforman el marco de unas escenas idealizadas de la vida cotidiana que se han congelado unos segundos para ser contempladas y en las que encontramos una cordial armonía entre árabes y cristianos, entre ricos y pobres. Este es el sentido del Belén napolitano: el mundo mejor y más abundante que nos va a traer la llegada de Jesús y con el que sueña “Benino”.

La Taberna

La taberna, en este Belén inspirada en una bodega española, es un elemento imprescindible en los belenes napolitanos, representa las vanidades, los vicios y la depravación, pero también el lugar de reunión para festejar la buena nueva del nacimiento del Salvador.

El tabernero al fondo rellena con esmero una garrafa de vino para agasajar a un conjunto de comensales mientras su exuberante mujer se afana en preparar las mesas, al lado una cocina repleta de cacharros con su cocinera preparada para dar comida a tanta gente y un cansado vendedor de vidrios hace una parada en su trabajo para to-marse un vino.

La Gitana

Una Gitana aprovecha la llegada de los Reyes para para poner a la venta una rica gama de productos de toda índole que han captado la atención de “Georgiana” rica otomana que acompaña al cortejo.

 

Desde las viviendas de la parte trasera, un jorobado contempla a un grupo de gente tocando música y bailando festejando el nacimiento de Cristo.

La Cocina

Frente a La cocina el zapatero, zapatilla en mano, regaña a la vecina
del primer piso por sacudir el mantel sobre su puesto, una castañera
con un niño cierra esta escena.

En primer término, dos “bellas” mujeres que se encuentran llevando pan y uvas charlan animadamente frente a una pescadería en la que las langostas, calamares y pescados no hacen más que reforzar la idea de que los abundantes alimentos están al alcance de todos, hasta del gato, que no les quita ojo desde la altura.

La Tienda de Alfombras

La siguiente estructura La tienda de alfombras, está inspirada en el cuadro de Fortuni “El vendedor de alfombras“, frente a ella una señora agachada trata de cazar los ratones que se están comiendo sus lentejas apoyada en un carro-cocina que se dirige al campamento para atender al cortejo. La tienda está custodiada por dos puestos de comida repletos de género cuyos tenderos, con cara de satisfacción reflejan su alegría.

La Tetería

De ahí pasamos a La tetería de inspiración árabe que recoge en su interior tanto piezas de cerámica de Puente del Arzobispo como un tajine y en donde vemos un personaje recostado fumando un narguile y tomándose un té, mientras otros echan una partida de dominó en una plaza rematada con una escalera de inspiración ibicenca que da acceso a la parte alta de la ciudad a la que se accede a través de un arco romano y en la que descansan varios vecinos uno de ellos en el zaguán de la casa de un rico hacendado.

En primer término, dos “bellas” mujeres que se encuentran llevando pan y uvas charlan animadamente frente a una pescadería en la que las langostas, calamares y pescados no hacen más que reforzar la idea de que los abundantes alimentos están al alcance de todos, hasta del gato, que no les quita ojo desde la altura.

Policinella

Colocar a Policinella es un homenaje a Nápoles ya que salido de la comedia del arte se ha convertido en el símbolo de la ciudad y suele aparecer en sus belenes.
Policinella es ingenuo e inexperto y tonto, pero en realidad es un hom-bre astuto, listo y simpático que sale airoso de todas las situaciones. Realmente, para el napolitano no es un personaje sino una filosofía de vida en la que hay que ponerse una mascara para sobrevivir ya que la vida es un teatro.

Caracteristicas del Belén

Como todo Belén Napolitano solo la cabeza, las manos y los pies son de barro, el resto están realizados de alambre con estopa que se visten para ocultar el armazón lo que
permite moverlo y colocarlo en la postura deseada para darle mas teatralidad.

El conjunto consta de 80 figuras de 50 a 30 cm de altura, la mayoría de las piezas fueron realizadas por Giuseppe & Marco Ferrigno, taller artesano napolitano que desde 1836 mantiene el estilo setteccento napolitano, con vestimenta de seda de San leucio y recamada en oro, también hay algunas figuras realizadas en los importantes talleres de Virgilio, en Nápoles. las figuras son de madera y terracota pintadas al oleo con ojos de cristal. los cuerpos de alambre y arpillera permiten ser articulados y darles el gesto adecuado lo que aporta gran realismo al conjunto.

Así mismo están incluidas 300 piezas de atrezzo como incensarios, coronas y cofres de plata, instrumentos musicales y metálicos y un sin fin de detalles, finimenti, realizados en cera que dan realismo y vida al conjunto.